Si puedes mantener la cabeza cuando todos a tu alrededor

la pierden y te culpan a ti,

Si puedes confiar en ti mismo cuando todos dudan de ti,

pero también aceptar sus dudas,

Si puedes esperar y no cansarte de la espera,

o siendo calumniado, no tratar con mentiras,

o siendo odiado, no dar lugar al odio,

y aún no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabio;

Si puedes soñar—y no hacer de los sueños tu amo;

Si puedes pensar—y no hacer de los pensamientos tu objetivo;

Si puedes encontrarte con el Triunfo y el Desastre

y tratar a esos dos impostores de la misma manera;

Si puedes soportar oír la verdad que has dicho

tergiversada por bribones para engañar a los tontos,

o ver las cosas por las que diste tu vida, rotas,

y agacharte y construirlas de nuevo con herramientas desgastadas;

[...]

Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella,

y—lo que es más—serás un Hombre, hijo mío.

Rudyard Kipling